Vecinos y cercanos en el proyecto

Miércoles, 12. Octubre 2016
De Macri a Temer Vecinos y cercanos en el proyecto

El presidente de Brasil salió a buscar fuera de su país el apoyo que le falta adentro. No solo por los resultados de las últimas elecciones municipales el 2/10 que terminaron de hundirlo sino que, pese a su flamante inicio como mandatario impuesto, la silbatina y abucheo popular ya son marca registrada frente a cada aparición suya en la vía pública. Paradojas de una democracia que ha legalizado la ilegitimidad. Macri lo convalidó inmediatamente. Uno de los temas en el encuentro fue acordar la sanción y aislamiento de Venezuela, otro avanzar en la radarización y el control de las áreas de frontera acorde al plan de seguridad que pretende el Pentágono. En el plano económico predominó la búsqueda de una salida al Acuerdo de Libre Comercio que Europa quiere firmar sin renunciar al proteccionismo de su producción agropecuaria y, sobre todo, reactivar el régimen compensado que ambos países mantienen en el comercio bilateral, frente a la extensa recesión brasileña (6% caída del PBI en los dos últimos años) y a la descendente producción nacional que se aproxima a una caída del 2% del PBI al cierre de año. En el intercambio bilateral con Brasil la Argentina cerrará este año con un rojo de U$S 4.000 millones y entre ambas burguesías apalancadas por las automotrices pujan por subir o bajar el déficit.
Temer es el emergente del fracaso del PT, partido que gozó de pleno apoyo de la gran burguesía brasileña en los tiempos de vacas gordas con Lula y el primer mandato de Rouseff, pero que visto la crisis en picada, el descontento creciente de los trabajadores, el descrédito de la política por la corrupción y la penetración de la competencia china, le bajó el pulgar en la idea de que la vuelta de rosca hacia la ortodoxia no podía ser gradual. Ni Dilma era la indicada ni tampoco se podía esperar el final de su mandato. Para eso estaba su vicepresidente, manchado también, pero definidamente de la confianza del empresariado. La rentabilidad de la burguesía brasileña no solo contempla la privatización de Petrobras sino fundamentalmente recuperar competitividad en las exportaciones sobre la base de reducir el salario real, con mayor precarización en la legislación obrera, congelamiento del gasto social y alterar el sistema previsional con el aumento en la edad jubilatoria. Para eso vino Temer y como él mismo lo dice “estoy de paso” y “[tengo] el coraje que le faltó a Dilma”. Se encargó de aclarar también que el régimen democrático burgués, como en la mayoría de los países, torna legal estas llamadas deslealtades, por lo cual con la sola existencia de una clase política mercenaria la estafa queda institucionalizada desde sus propios orígenes. Ahora son los trabajadores y el pueblo brasileño con su lucha los que tienen la última palabra. 

En Argentina todo
es mas difícil
 

Macri también ganó por el fracaso del gobierno kirchnerista-peronista. Que lo haya conseguido por las urnas no legitima sus políticas. También es un gobierno pro-monopólico y plagado de funcionarios con currículums que nunca surgen de una pyme sino de grandes empresas, bancas o estudios cuyas teorías parecieran nuevas pero son las mismas que hoy mantienen latente la crisis del gran capital imperialista en Europa, Inglaterra o Estados Unidos. No obstante fue tomado, frente al vacío de referentes de la derecha genuina, como una oportunidad para reafirmar la matriz desreguladora del mercado regional bajo la tutela de la globalización monopólica. Pero la deuda pendiente con la gran burguesía local de mejorar la competitividad sin depender de la habitual devaluación y sin los subsidios apunta directamente al descenso del salario real, vía inflación, incremento de la productividad, etc. y seguir con el sistema previsional, tal cual lo ensaya hoy la gobernadora de Tierra del Fuego.
Del dicho al hecho hay mucho trecho. La última palabra la tienen los trabajadores y su disposición a elevar la lucha mucho más allá del techo que ponen sus propias direcciones. En las actuales condiciones del auge popular, e independientemente de si se concreta o no el paro nacional en estos días, el macrismo no puede ir más allá. Necesita imperiosamente ganar las legislativas de 2017 para profundizar en un segundo intento la viabilidad del proyecto. Tanto para conformidad de las internas locales como para terminar de convencer al gran capital extranjero de que en la “tierra prometida” la gobernabilidad está garantizada. 

A.Z.

Publicado en: 
Miércoles, Octubre 12, 2016 - 17:30

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