Un grito de rebelión por el aborto legal, seguro y gratuito

Jueves, 12. Abril 2018

Una consiga teñida de verde se multiplica entre miles de nosotras que con orgullo forjamos un grito colectivo que sacude a la sociedad: aborto legal, seguro y gratuito ya. Grito que ganó las calles, sobresaliendo la participación de chicas jóvenes que sin tapujos vienen tomando la pelea en sus manos, mientras avanzamos con la fuerza de años de lucha organizándonos por nuestros derechos, siendo cada vez más quienes se suman a este clamor popular que el 8M desbordó todo y llevó el debate el Congreso.

Esta vitalidad, crecimiento y fuerza callejera del movimiento de mujeres, contrasta con el rancio poder de la cúpula reaccionaria de la iglesia católica, que el pasado 25 de marzo salió a marchar con lo que puede arrastrar un sector acostumbrado a defender a curas abusadores. Los números exagerados de la convocatoria fueron parte de la puesta en escena de los sectores religiosos más conservadores que tuvieron que salir a responder a la enorme movilización del 8 de marzo en el terreno que menos les favorece, atentos que la calle es el escenario principal de lucha. No sorprende que se estén preparando, ya que por primera vez se debate el tema en el Congreso, como así tampoco que a la hora de las definiciones más allá de los encuentros y desencuentros del gobierno con el Vaticano cerrarán filas en contra de la legalización.
Nuestra tarea es seguir ganando las calles teniendo en cuenta que hoy la mayoría de la población entiende que las creencias religiosas que -por supuesto deben ser respetadas para quienes las profesan- no pueden ser impuestas al conjunto de la sociedad y muchos menos fijar políticas públicas en materia de salud. En este sentido es destacable el avance que provocó la irrupción callejera del debate, que ganó a amplias mayorías a favor de la legalización comprendiendo que este no es un problema moral ni religioso, si no de salud pública tal cual sostenemos hace años.
Diversas situaciones sociales y subjetivas hacen que las mujeres decidan interrumpir un embarazo no deseado. Una ley que legalice el aborto, no implica obligar a ninguna mujer que no quiera interrumpir un embarazo a hacerlo, sino garantizar el derecho a que las mujeres puedan tomar diferentes decisiones respecto de un embarazo en forma autónoma y segura en el transcurso de sus vidas, garantizándose desde el Estado el derecho a interrumpir un embarazo, como a llevar adelante una maternidad deseada.
La legalización implica terminar con la clandestinidad de la práctica que si bien nos afecta a todas, la realidad es que la inseguridad, el riesgo de vida y la criminalización recaen sobre las mujeres pobres, concitando un grave problema para la clase trabajadora y los sectores populares. Las complicaciones por abortos inseguros son la principal causa de muerte evitable en personas gestantes en nuestro país y evitable quiere decir que podría no ocurrir y que hay responsables de que ocurran configurándose un serio problema de salud pública. Si le sumamos a esto, que la clandestinidad hecha negocio privado mueve una cifra de 1.200 millones de pesos anuales a costa del sufrimiento popular, es clara la necesidad de conquistar con urgencia este derecho hasta ahora negado para la mayoría de las mujeres. Por eso lo que está en juego es dar cuenta que el Estado debe garantizar el derecho a la salud de las mujeres a través de la implementación real de educación sexual, laica y científica en todas las escuelas para decidir, anticoncepción gratuita en todos los efectores de salud para no abortar y el aborto legal seguro y gratuito para no morir.
Nadie cree en el “Macri feminista”. A cada paso que imposta en este sentido apaga el fuego con nafta creciendo la bronca ante las políticas nefastas que viene aplicando, al obstaculizar la aplicación de las Interrupciones Legales de Embarazo (ILE) que por ley deberían garantizarse, dejando sin efecto la implementación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral y desmantelando el Programa de Salud Sexual y Reproductiva, agravándose el cuadro de situación con la aplicación del ajuste, la CUS y la falta de presupuesto para salud. Además hay que tener en cuenta que la misma línea es aplicada por los distintos gobiernos provinciales.
Esta bronca que crece debemos seguir organizándola de cara a lo que se viene. En esta ocasión estamos en mejores condiciones para poder avanzar hacia el aborto legal seguro y gratuito, si bien sabemos que el núcleo duro del macrismo y el clero harán lo que esté a su alcance para impedirlo. En las anteriores 6 presentaciones del proyecto realizadas por la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la estrategia que hacían primar era un trabajo de “cabildeos” depositando todas las expectativas en la acción parlamentaria, ahora esta práctica por arriba se encontró sacudida por el desborde popular del 8M, que tanto en los preparativos como en la misma jornada, levantó como nunca antes y en forma masiva la bandera por el aborto legal. Esto da cuenta de un componente que hasta ahora no se presentaba con fuerza en este debate y es la lucha callejera como factor desequilibrante de la tramoya parlamentaria que comienza el 10 de abril, de modo de lograr la legalización o que los responsables de mantener en la clandestinidad esta práctica paguen las consecuencias políticas en caso de negarla.
El movimiento de mujeres y las organizaciones políticas y sociales que levantamos este programa tememos por delante levantar un plan de lucha que lleve este debate a todos los lugares de trabajo, barrio y estudio, para ganar las calles y lograr la aprobación de la legalización del aborto poniendo toda la confianza en las propias fuerzas construidas. Sabemos que el hecho de que se debata no implica que se legalice, y que legalizar el aborto no implica su efectivización. La pelea es ardua y ahora es cuando, luchemos para ganarla.

Julia Quinteros

Publicado en: 
Jueves, Abril 12, 2018 - 08:15

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