Turquía I Crisis de impacto geoestratégico

Jueves, 16. Agosto 2018

La decisión de Donald Trump de aplicar aranceles diferenciales al acero y aluminio provenientes de Turquía precipitó la devaluación de la moneda de ese país arrastrando al Euro y a varias bolsas, siendo la de España -aunque no la única- la más afectada por la cartera de activos turcos del BBVA.

 

La caída de Turquía tiene componentes políticos. Como es sabido, Estados Unidos alentó un fallido golpe militar contra el gobierno de Recep Erdogan a mediados de 2016. Sin embargo, el intento fue advertido por Rusia, un actor “inesperado” a quien Turquía acababa de derribar un avión caza en noviembre de 2015 en el contexto de la guerra de Siria. A partir de ahí las relaciones entre Erdogan y Putin fueron en ascenso mientras que Turquía, un miembro fundamental de la OTAN, pasó a integrar un bloque con Rusia e Irán en abierto desafío a la política de Estados Unidos e Israel en Medio Oriente. Simultáneamente, Erdogan ordenó el arresto domiciliario de Andrew Brunson, un agente de la CIA disfrazado de pastor protestante vinculado al fallido golpe de Estado, hecho que recalentó las relaciones con Estados Unidos.

Dado este giro Trump decidió declarar una guerra comercial a Turquía, aplicando aranceles diferenciales a las exportaciones procedentes de este último, poniendo en jaque a su endeble economía orientada fundamentalmente a las exportaciones.

Vale recordar que la debilidad relativa de Turquía surge del endeudamiento de sus empresas en dólares a tasas de interés en ascenso (alrededor del 40% del total de la deuda privada). Un fenómeno que viene caracterizando el comportamiento financiero mundial tras la crisis de 2008, luego de que la Reserva Federal de los Estados Unidos decidiera otorgar dinero y bajar su tasa de interés, como medida de salvataje,a numerosos bancos privados en situación de quiebra, quienes, a su vez, lograron sobrevivir prestando dicho dinero a países como Turquía y Argentina que hoy sufren las consecuencias por la progresiva suba intereses de esos préstamos originalmente “convenientes”.  Por eso, lo que hoy observamos en Turquía y otros países es el resultado de una década de la crisis financiera durante la cual los principales bancos centrales lograron derivar sus quebrantos a los países dependientes.

En este contexto, la fuga de dólares de las denominadas economías emergentes, atraídas por el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos y otros negocios más seguros, se ha convertido en una sangría con el agravante de desinversión y devaluación de las monedas locales. En el caso de Turquía dicha sangría se evidencia actualmente en la inyección al sistema financiero de 10.000 millones de liras (unos 6 mil millones de dólares) y otros 3 mil millones de dólares en liquidez equivalente al oro por parte del Banco Central, en procura de frenar la caída de la moneda, que superó el 29% en la primera quincena de agosto, y frenar una inflación que ronda el 15%.

Subsiguientemente, han comenzado las presiones para que el Fondo Monetario realice un salvataje a Turquía a cambio de un plan de ajustes con efectos ya conocidos en Grecia y actualmente en Argentina.

Salvando las distancias y los condimentos políticos, la crisis turca se ve emparentada con la de Argentina y, también, Sudáfrica, por el coincidente endeudamiento y la caída de sus monedas frente al dólar, lo cual podría generar un efecto dominó similar al ocurrido durante la década del 90 tras la crisis del sistema financiero mexicano, el denominado “efecto tequila”, que también golpeó a Turquía y Argentina. Sin embargo, en esta oportunidad, la situación resulta más compleja ya que Estados Unidos lejos de gozar de buena salud está adoptando medidas preventivas, como el proteccionismo de su economía, dado su enorme endeudamiento y el desprendimiento por parte de China de los bonos de deuda estadounidense. Es decir, si aquella fue una crisis en pleno proceso de globalización dentro de un orden unipolar, ésta ocurre en medio de un proceso contrario -de desglobalización-, y de surgimiento de numerosos bloques políticos, militares y económicos que desafían la hegemonía estadounidense.

Jorge Díaz

Publicado en: 
Jueves, Agosto 16, 2018 - 21:30

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