Todos con los trabajadores municipales - Contra el ajuste y la prepotencia de Llaryora

Desde el inicio de su gestión, el intendente Llaryora viene ejecutando un recorte feroz sobre lo que estos tecnócratas llaman el “costo laboral” de la municipalidad. En sintonía fina con el ajuste sobre jubilados y trabajadores provinciales que encabeza Schiaretti, su cachorro político está llevando el ajuste sobre los trabajadores municipales al extremo, recortando salarios, despidiendo empleados y avanzando sobre todas las áreas. En simultáneo, mientras “ahorra” con los laburantes, emite deuda para garantizar los negocios de los grandes acreedores. En el último mes la emisión de Letras para cumplir con estos especuladores llega a 1.000 millones de pesos. No hay forma de ser más claro en para quién gobierna. 

Si bien desde enero ya empezaron las tentativas para aplicar un ajuste sobre el municipio, la sesión del Concejo Deliberante del 8 de mayo, recortando la jornada laboral y el salario de los empleados, marcó el inicio de una ofensiva que cada semana suma una nueva medida antiobrera. El último capítulo, y uno de los más indignantes, es el despido de 120 trabajadores de diversas áreas. Bajo el eufemismo de la “no renovación de contrato”, dejaron sin ingresos a 120 familias que desde hace años dependían de un contrato precario como abundan en los organismos del Estado. En plena pandemia, y cuando la crisis empieza a golpear con mayor crudeza, el gobierno de HPC deja a 120 trabajadores en la calle.

La saga ajustadora de Llaryora incluye la suspensión de las paritarias 2020 que implica un congelamiento salarial, la citada reducción de horas y de haberes, la quita de chapas a unos 340 inspectores con la consiguiente reducción salarial (aproximadamente un 30% del salario), la anulación de casi 200 jefaturas interinas, el paso de una serie de ítems salariales a “no remunerativos”, la reducción de bonificaciones, la suspensión de horas extras, y ahora el despido de 120 trabajadores que llevaban años en sus funciones, pero que, según la Secretaria General del municipio Verónica Bruera, sólo son un 30% de los contratos en revisión. Los despidos recién empiezan. En este marco se inscribe también el proyecto de reforma del régimen docente, un auténtico guadañazo a las escuelas municipales y sus trabajadores. La aprobación de este proyecto está simplemente pausada en el Concejo, esperando el momento más oportuno. A esto se suman las provocaciones como la contratación de “Promotores de Convivencia” y “Servidores Urbanos” para reemplazar a los genuinos trabajadores. 

A esta altura del conflicto se vuelven evidentes algunas cosas. Primero, que el gobierno municipal ha podido avanzar hasta este punto porque la respuesta organizada por la conducción del gremio no ha tenido ni por asomo la contundencia que amerita semejante ofensiva antiobrera. Está claro que la llegada de la nueva gestión generó ciertas expectativas en la dirección gremial, pero pasados más de seis meses en el gobierno, está claro que no gobierna un “compañero” sino un enemigo de los laburantes. Junto con esto, hay que registrar que los falsos intentos de diálogo por parte del gobierno municipal, la prepotencia y el desprecio con que se manejan los funcionarios, y la apelación a los vallados y la saturación policial como forma de defensa de su gestión profundamente antipopular, son la confirmación de que el único idioma posible con estos personajes es el de la fuerza. Para hacer retroceder al gobierno hay que afirmarse en la convicción de que la unidad y la fuerza en las calles los hará temblar.

La rica historia de lucha del SUOEM y el amplio arco de solidaridad con que siempre ha contado en Córdoba, son la señal que indica que es momento de apostar con todo a la movilización del viernes, sabiendo que las calles siempre han sido y seguirán siendo del movimiento obrero en lucha. Ahora es el momento de imponerse con claridad: en Córdoba no sobra ningún trabajador, Los únicos que sobran son los ajustadores como Llaryora y Schiaretti.

PRML - Córdoba 1/7/2020