Mujeres del pueblo: intervenir en la crisis por nuestras demandas

Miércoles, 15. Julio 2020
Mujeres del pueblo: intervenir en la crisis por nuestras demandas

En Argentina la crisis económica se agudiza de manera alarmante. La Organización  Internacional del Trabajo reconoce que de los miles de puestos de trabajo perdidos en el último semestre, las mujeres son las más afectadas por la crisis laboral, remarcando que se recrudece la desigualdad en todo sentido.

Nuestro grito de Ni Una Menos este año, tuvo como protagonista el debate sobre la necesidad de seguir saliendo a las calles porque nos siguen matando, porque se agudiza la violencia machista y porque seguimos siendo las más precarizadas, explotadas y expuestas en medio de la pandemia y la crisis, producto de la falta de presupuesto para viabilizar respuestas concretas a la violencia creciente.

 Hoy nuestros reclamos necesitan respuestas urgentes. Estamos ante la pregunta de cómo se llevará a cabo el Plan Nacional de Acción contra las violencias por motivos de género (2020-2022) del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, en este marco de ajuste. ¿Habrá mucho ruido y pocas nueces una vez más? El debate del último 3J cobra importancia  y vigencia puesto que la intervención popular es la que puede torcerle el brazo a la falta de respuestas por parte de los gobiernos. El desarrollo de la medida de aislamiento se hizo sentir en las mujeres de las barriadas populares con mucha crudeza producto de la falta de respuestas en este ámbito. Las mujeres estamos sosteniendo con militancia todo lo que el Estado no garantiza: desde justicia y acompañamiento, hasta la pelea por presupuesto digno en programas para combatir la violencia por motivo de género. 

Para esta edición de no transar entrevistamos a Mecha Martínez, dirigente nacional de CUBa – MTR, para hablar sobre la situación política, la pelea del sector piquetero que hoy encabeza los reclamos por alimentos, por subsidios, por trabajo digno y la pelea por combatir la violencia contra las mujeres, lesbianas, trans, travestís y la opresión que vivimos desde una mirada de clase, sosteniendo que el Estado y los gobiernos son responsables.

Hablar hoy de la lucha contra el hambre, es hablar de la lucha de muchas mujeres de nuestro pueblo, porque son ellas quienes ponen el cuerpo, se organizan y llevan adelante la pelea. Contanos, ¿cómo se desarrollan en el territorio, en el medio de esta crisis, los reclamos que se protagonizan desde el sector?

En primera instancia, desde hace mucho tiempo las políticas del sistema que intentan poner el asistencialismo como una salida, reproducen en la figura de las mujeres esta cuestión de tener que resolver las necesidades. Claramente somos parte de la primera línea de batalla en el territorio porque no solamente podemos organizar la olla y hacer maravillas con casi nada, para llenar las panzas mientras claramente no podemos -porque no somos responsables- garantizar la nutrición de nuestras familias en esas ollas y mucho menos garantizar que tengan un estado de salud que genere inmunidad a distintas enfermedades no solamente el Covid-19.

Aclaro esto porque jamás nos hemos jactado bajo ningún punto de vista, de abrir merenderos y comedores porque cada comedor que se abre y cada pibe que tiene que venir a comer a un merendero, cada familia que tenga que venir a pedir en un tupper comida significa una familia desocupada, que no tiene para comer en casa, una familia oprimida, una familia sometida en un sistema opresor y capitalista como el que vivimos en Argentina. 

Pero si es cierto que nuestras mujeres, las mujeres de nuestro pueblo, a la par de muchos compañeros que no se han caído, que no han bajado los brazos al quedarse sin trabajo -porque lamentablemente en Argentina la desocupación llegó hace mucho tiempo y lo hizo para quedarse - somos parte de la primera línea de batalla desde este lugar.

Hoy lo principal sigue siendo salir a la calle a exigir los alimentos, el acceso y aumento de los planes sociales, con el eje puesto en la lucha por trabajo genuino y vivienda digna. 

Todo esto impacta negativamente en las condiciones de vida de las mujeres y esto está relacionado con el recrudecimiento de la violencia machista y la falta de oportunidades para salir de ella, ¿qué se debate en los barrios sobre esto?

La falta de oportunidades claramente siempre fue difícil y en momentos de crisis es doblemente difícil para las mujeres.

La cuarentena y la pandemia en la Argentina y en los sectores más vulnerables, sólo ha profundizado como quién hinca más a fondo el cuchillo en la realidad de nuestras compañeras. La naturalización de la violencia, desde el trato diario, desde las no posibilidades diarias y continuas de no comer de lo que se quiere, de no llegar a fin de mes, de esperar que nuestros niños y niñas en edad muy temprana puedan salir a rebuscarselas... Todo esto va generando la naturalización de un sistema violento que hasta las relaciones humanas terminan siendo naturalmente violentas. Nos fueron criando con mandatos, con formas, con obligaciones como mujeres y, si en una sociedad que al pasar por uno de sus centros urbanos, se ven niños viviendo en situación de calle, pidiendo y pateando una piedrita como quien patea el futuro para adelante, se ve natural, ¿Cuánto más natural vamos a ver que un hombre intente corregir a su estilo a una mujer? Y después las disculpas y después los pretextos de que estaba nervioso y que vos hiciste las cosas mal porque vos tenés un montón de mandatos como mujer y tenés algún hombre para velar que vos cumplas estos mandatos y sino, se considera que están en todo su derecho de corregirte porque está implementado en el sistema capitalista que la pena y el dolor corrige. Y está demostrado por los hechos fehacientemente que ni la pena ni el dolor corrigen absolutamente nada. Y que nosotras no tenemos nada que corregir, lo que tenemos que hacer es transformar este sistema injusto.

¿Qué respuestas hay para las mujeres cuando intentan recurrir a los dispositivos del Estado, la justicia la denuncia, la asistencia estatal, que encuentran del otro lado?

En violencia de género tenemos políticas públicas para la prevención que están muy bien narradas y muy bien escritas pero que si después eso no se aplican en cada hospital en cada salita, queda en la nada. Lo mismo con las políticas que han generado ministerios y hasta juzgados y comisarías para las denuncias sobre violencia de género pero están lejos muy lejos de resolver: sólo están para llenar papelitos. Cuando cualquiera de nuestras compañeras o cualquiera de nosotras como mujeres recurrimos a estos lugares del estado lo único que hacen es ponernos un espejo para que encima seamos doblemente sometidas a la violencia, nos refriegan ahí, nos culpabilizan de estar en esta situación y no nos garantizan absolutamente ningún espacio ningún un lugar de asistencia y mucho menos ninguna calidad de asistencia al corazón, que es lo que más roto tenemos cuando pasamos por estas situaciones 

Nuestra última pregunta tiene que ver con la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. ¿Cómo se desarrolla en los barrios?

El derecho  a decidir sobre nuestros cuerpos la ESI, la ILE, el proyecto IVE, son todas siglas y palabras que por suerte se han empezado a naturalizar en nuestros lenguajes y en nuestras formas y en el medio de nuestros barrios. Parecía algo lejano y una pelea de mujeres que no tenía que ver con nuestra realidad social, pero las que se mueren son mayormente las compañeras de nuestra realidad social.  

Por no estar legalizado el aborto las mujeres que se mueren son mayormente las del pueblo, las que no pueden pagar esas cifras que te piden para interrumpir un embarazo.

Una de las principales cuestiones que siempre trato de poner por delante cuando se genera este tipo de debate  -un debate que está en toda la sociedad claramente- es la falta de formación e información. Porque no me voy a referir solamente al aborto, a la interrupción voluntaria del embarazo no deseado. Sino también a todo el sistema de salud, por eso decimos que es una cuestión de salud. Porque no tenemos una educación de prevención tenemos una educación de urgencias. Sólo se va al médico cuando hay urgencias porque tenemos una salud pública que tiene profesionales idóneos al 100%, pero que está totalmente desbordada en la precariedad y en el ensayo en los hospitales públicos, porque han intentado vaciarlos, porque han intentado dejarlos acéfalos. Pero es tan grande la pelea que da este sector que por suerte todavía los tenemos. 

Justamente para que no sea esto lo que persiste, que es lo que mata a  las mujeres, es que nosotras pedimos educación sexual integral para saber de qué estamos hablando, anticonceptivos para prevenirnos, cuidarnos, querernos, protegernos; no sólo de un embarazo no deseado sino también de las enfermedades venéreas. Y lo tercero es el aborto, la interrupción legal del embarazo no deseado, para -en el intento- no morir. Nosotras seguimos peleando por una salud pública al alcance de todos y todas para todos.


Julia Quinteros

María Ocampo

Miércoles, Julio 15, 2020 - 21:00

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