FUBA: una conducción al margen

Miércoles, 15. Junio 2016

El 14 de junio sesionará el Congreso de la Federación Universitaria de Buenos Aires, con previos paneles y comisiones de debate, impulsado por la conducción de la FUBA (PO - Mella).

Este evento llega tras el declive de una enorme movilización educativa y con el radicalismo (Nuevo Espacio – Franja Morada) intentando ganar la conducción de la Federación o, cuanto menos, deslegitimar el Congreso, con el objetivo de bloquear la lucha contra el ajuste de Macri. Entre otras razones, la ofensiva de las organizaciones ligadas al Rectorado tiene lugar porque la FUBA, paralizada por su conducción, perdió paulatinamente su influencia sobre el movimiento estudiantil.

 

La movilización educativa y la FUBA

 

El recorte que viene aplicando el gobierno de Macri llegó a la UBA, al igual que al resto de las UUNN, en forma de techo salarial, problemas con partidas presupuestarias y aumento en el costo de estudiar. Las huelgas de los docentes establecieron un marco concreto para el estallido del movimiento estudiantil, fundamentalmente por el boleto educativo (tras el tarifazo del transporte) y el “Presupuesto 0%”, que según las autoridades universitarias hubiera impedido el desarrollo de las clases a partir de agosto.

A raíz de ello, estudiantes y docentes protagonizaron clases públicas en toda la UBA con cortes de calle, tomas de facultades y, finalmente, la enorme movilización del jueves 12/5, que llevó 60.000 compañeros al Ministerio de Educación y a Plaza de Mayo. Vital en este proceso fue el surgimiento de comisiones de lucha y asambleas por Facultad, promovidas por los centros de estudiantes o autoconvocadas allí donde las conducciones pertenecen a la burocracia aliada al Rectorado (Sociales, Medicina, Economía, Derecho, etc.).

Párrafo aparte, el recorte en las universidades abrió una “grieta” entre el PRO y la UCR, que conduce buena parte del sistema educativo superior y vio achicada su “caja de dinero”. Así, los rectores agrupados en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y socios de Cambiemos, se quejaron de la distribución y el monto presupuestario para 2016, habilitando provisoriamente la protesta educativa.

En este marco, el proceso de lucha transcurrió con la FUBA ausente. Las diferencias políticas en la conducción, su acercamiento al kirchnerismo y una caracterización defensista del período en curso dejaron a los estudiantes sin asambleas interfacultades o actos que coordinaran y unificaran al movimiento de cada Facultad. De esta manera, la FUBA no tuvo un rol como una herramienta de lucha, a diferencia de las asambleas y los centros de estudiantes. Por supuesto, el estudiantado movilizado esto lo percibe.

Ante ello, los radicales de Nuevo Espacio aprovechan la separación entre la FUBA y el movimiento estudiantil para montar una ofensiva con vistas a conquistar su conducción o deslegitimar la Federación, según puedan. Hasta este año la maniobra usual consistía en no acreditar sus delegados e impedir el quórum, pero esta vez apuntan más lejos.

El Consejo Superior de la UBA aprobó la intervención y fiscalización de la Inspección General de Justicia (IGJ) en el Congreso de la FUBA por supuestas “irregularidades”. El objetivo de fondo es neutralizar a la Federación y, eventualmente, convertirla en un apéndice del Rectorado. En rigor, la IGJ debería fiscalizar a la dirección de la UBA, Yacobitti y Barbieri, por los enormes negociados que montaron con el Hospital de Clínicas y el desfalco del presupuesto universitario.

La solución que encuentra la FUBA, más allá de la esperable campaña contra la intervención, es proponer la incorporación del kirchnerismo a la conducción para que sus organizaciones apoyen el Congreso: buscan resolver el problema mediante “la negociación por arriba”, en lugar de apoyarse en las energías del movimiento estudiantil. La conducción de la Federación pretende usar como solución el mismo error que la condujo hacia el problema.

Es necesario participar de la defensa de la FUBA y formar parte del rechazo a la intervención gubernamental. Sin embargo, eso no resuelve el problema de fondo: que la Federación adopte una política combativa y rebelde, la misma que llevaron adelante decenas de miles de estudiantes de la UBA durante el cuatrimestre. El Congreso y la elección de autoridades deben servir para debatir y construir una nueva conducción, una cuyo objetivo sea promover y encabezar la movilización estudiantil en las calles y no concentrar sus energías en la disputa electoral nacional de 2017.

 

Agustín Volodia

David Paz

Publicado en: 
Miércoles, Junio 15, 2016 - 00:15

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