El hambre y la pobreza no esperan. Es tiempo de rebelión

Cada día es más evidente que el plan económico dictado por el FMI y aplicado disciplinadamente por Macri y su gobierno, agrava de manera indecible  las condiciones de vida de las mayorías populares y sólo incentiva la especulación de la banca y el gran capital financiero, la fuga de divisas, la dilapidación del ahorro nacional. El endeudamiento bate récords, consolidando la dependencia e hipotecando el futuro de las próximas generaciones, mientras proliferan los cierres de fuentes de trabajo, los despidos y las suspensiones.

En tanto, las grandes patronales no esperan y aplican de prepo la reforma laboral y para ello despiden y avanzan sobre el activismo sindical.

A este ritmo, si bien no sorprenden, los números del Indec ratifican la orientación abiertamente antipopular del gobierno de Macri, y el daño creciente que está provocando entre los de abajo. Oficialmente uno de cada tres argentinos está sumido en la pobreza, el 2018 terminó con 12.650.000 de compatriotas en la pobreza y, de ellos, 2.650.000 están por debajo de la línea de indigencia y casi la mitad de los menores de 14 años, viven en hogares pobres. Esta es la política de “pobreza cero” que prometieron.

Mientras este cuadro se desplegaba, la CGT, el Frente Sindical para el Modelo Nacional y las CTA ‘hacían la plancha’. Ahora convocan a una marcha para el 4 de abril. Nuevamente no sólo eluden la convocatoria a un paro sino que ni siquiera llevan los reclamos a la Plaza de Mayo, la marcha va de Once hasta disolverse en la avenida 9 de Julio. Poco más que un ‘paseo’ por la ciudad. Tampoco se animan a montar un acto ante el temor que se repita el escenario del 7 de marzo del 2017 con el “poné la fecha, la p…”.

Este cambio de actitud revela los condicionamientos que impone la situación. Por un lado, la presión de las bases ante el notable deterioro de sus condiciones de vida. Por otro, la necesidad de encontrar un lugar en la interna peronista, ya metidos en la campaña electoral. Es decir, un poco de contención del reclamo popular, otro poco de rosca política y nada de paro y plan de lucha.

Paro y plan de lucha que reclaman los trabajadores y trabajadoras a lo largo y ancho del país como los docentes, los estatales, los metalúrgicos y los mecánicos entre otros, que pelean en defensa del trabajo, contra los despidos y suspensiones, y por paritarias que compensen la inflación y los tarifazos que destruyen los salarios.

Mientras, se profundiza la fragilidad de un gobierno que va camino a un fracaso estrepitoso. La alianza Cambiemos llega al último año de su gobierno atada con alambre, quebrada en varias provincias y -con los radicales apurando la fuga-, en riesgo de disolución a nivel nacional. Por otro lado, el PJ en sus distintas versiones trata de captar electoralmente el descrédito del macrismo, con promesas de cambio que no alteran los rasgos esenciales de la dominación monopólica y los lazos de la dependencia. 

Esto no da para más. El hambre y la pobreza no pueden esperar hasta octubre. No es momento para ningún tipo de especulación electoral. Es tiempo de empujar en las calles por una salida de fondo a esta situación. Es tiempo de hacerle pagar la crisis a los que la generaron. Es tiempo de rebelión.

La rebeldía obrera y popular debe ganar las calles, desafiando las crecientes provocaciones represivas e imponer una verdadera salida para las mayorías trabajadoras, en base a un programa inmediato de no pago de la deuda externa fraudulenta, nacionalización de la banca y el comercio exterior, recuperación de la soberanía energética y sobre los recursos estratégicos, por un aumento de emergencia en salarios, jubilaciones, pensiones y programas sociales.


Por ello, marchamos este 4 de abril a las 14 horas, junto al Plenario Sindical Combativo, desde el Obelisco a Plaza de Mayo con el reclamo de paro activo de 36 horas, como parte de un plan de lucha escalonado hasta llegar al paro por tiempo indeterminado.


PRML – 01/04/2019