Cristina se prepara para volver por derecha

El anuncio de su candidatura a vicepresidenta acompañada por Alberto Fernández como candidato a presidente es un guiño en varias direcciones, pero todas con un mismo sentido.
Es una señal de distensión hacia el poder financiero, particularmente hacia los acreedores internos y externos de la deuda argentina: “No solo estamos dispuestos a honrar nuestras deudas, somos capaces de brindar gobernabilidad”. El ajuste con gobernabilidad ya tiene fórmula para octubre: se garantiza el control del poder ejecutivo y legislativo para cumplir con los compromisos contraídos.
Es un gesto de estabilidad para el gran capital invertido en explotaciones hidrocarburíferas y mineras.  Vale recordar que nunca en sus doce años los contratos fueron puestos en cuestión; al contrario, por encima de retenciones, los beneficios y privilegios fueron cuantiosos. En 2013 se firmaron los acuerdos con Chevron por 35 años.
Al mismo tiempo es un reaseguro de la contención del núcleo duro de su electorado, necesario pero insuficiente para ganar una elección y más aún para gobernar. Un gesto amigable para “los mercados”, que ahora pueden ver más digerible un potencial regreso. Un anuncio que alcanza para espantar cualquier fantasma de “populismo bolivariano” o cosa que se le parezca.
Es una apuesta por desarmar al Peronismo Federal como competidor en agosto y en octubre. La fórmula ahora tiene en Alberto a un “negociador moderado y componedor” como requerían los Massa, Urtubey, Schiaretti y Pichetto. El objetivo es estructurar un recambio incluyendo a todos los que hicieron posible, en gran parte, el ajuste de Macri estos años: dirigentes políticos y gobernadores, pero también jerarcas sindicales traidores a su clase.
Si bien desde el riñón de Unidad Ciudadana se destaca la “inteligencia y generosidad” del anuncio, la clave está en el sentido político conservador de la decisión. El CV de Alberto Fernández es ilustrativo: funcionario del gobierno de Menem bajo las órdenes del grupo Bunge & Born y luego de Cavallo, agente de las AFJP y ART en las gestiones bonaerenses de Duhalde y Ruckauf, hombre de confianza del gran capital en general y del Grupo Clarín en particular. El intermediario de la relación de Néstor con Magnetto. Junto con Cobos, Lousteau y Massa, se alejó por derecha hace una década del kirchnerismo.
Esta jugada va en sintonía con las últimas capitulaciones electorales: el apoyo a Schiaretti en Córdoba y a Perotti en Santa Fe. Lo que sigue es un agravamiento de la complicidad cegetista con el ajuste en marcha: más que nunca hay que pavimentar de paz social el camino al retorno de CFK, mostrando que pueden ser mucho mejores contenedores del descontento social que el macrismo.
La percepción de que a Macri no le da la nafta para este desafío alentará nuevamente las especulaciones con el Plan V o algún otro engendro para la recta final. No se trata de un problema menor. La fracción “frigerista” dentro del Pro ligada a grupos empresarios que propone esta candidatura, pretende alzarse con el triunfo sobre la base de ordenar la situación de aquí a las presidenciales. Sin embargo, y seguramente contra su voluntad, también agrega incertidumbre. Como bien advierten varios analistas, la candidatura presidencial de Macri busca menos su reelección que asegurar el final de su mandato. Un abandono antes de tiempo daría pie a una crisis de gran envergadura, en la que las facciones del gran capital ligados fundamentalmente a la timba financiera intentarían sacar provecho por una vía de fuerza, con corridas y golpes de mercado, empeorando aún más las condiciones de vida populares.
No basta con ganar elecciones, ni tampoco solo con el cambio en la orientación pro-mercado de la economía. La crisis es estructural y del régimen político, y no habrá “unidad nacional o patriótica” suficiente si no se vuelcan ingentes recursos y se disponen medidas para controlar los factores del poder monopólico, con la prioridad puesta en el bienestar general, trabajo, salarios y jubilaciones dignas. No son los trabajadores ni el pueblo quienes deben pagar la crisis ni el saqueo producido en estos años.
Por lo tanto, estamos ante un escenario que ratifica la necesidad de una intervención popular que vaya en dirección a garantizar un programa de medidas básicas para el bienestar de las mayorías, basado en el no pago de la deuda externa y la nacionalización de la banca, el comercio exterior y los recursos energéticos. El PRML se compromete a seguir construyendo esa salida y llama a las fuerzas populares a trabajar en esa dirección, sin morder el anzuelo de un recambio de candidatura presidencial amañado.

Partido Revolucionario Marxista Leninista, 19/05/2019