Construyamos una jornada de lucha de trabajadores y trabajadoras contra el ajuste y por todos nuestros derechos

Jueves, 9. Febrero 2017

Ya se escucha y ya se siente. Se lanzó un paro internacional de mujeres para este 8 de marzo y las discusiones empezaron a rodar en reuniones y asambleas en distintas provincias donde cientos de mujeres con fervor, comenzamos a preparar lo que se nombra, aún faltando un mes, como una jornada histórica.

No falta eclecticismo vertido en reuniones con posturas feministas de todo tipo. Desde las más sinceras y que se asoman a la pelea gracias al avance de las mujeres en las calles, hasta las oportunistas que en vistas a la vasta voluntad de lucha desplegada, se arrogan nombres y banderas de todo un colectivo que no tiene aún- y tal vez no lo tenga nunca- una postura unificada sobre cuál es el origen y la solución a nuestras problemáticas. Oportunismo que viene de la mano, sobre todo, de aquellas organizaciones que supieron defender el anterior gobierno, que los 8 de marzo festejaba conquistas vacías, mientras otras miles estábamos en las calles firmes en nuestros reclamos, dando batalla para que no se banalice un día tan emblemático para las mujeres trabajadoras y del pueblo.
Pero aquí estamos, y más allá de algunos debates sin sentido que se dan en esos espacios, como “hombres sí o no”, o de textos convocantes al paro como el que circula masivamente por las redes, inventando una hermandad amorfa de mujeres que no existe como tal, que desliza la idea de que es posible vivir libre de violencia en este sistema. Lo importante desde nuestra perspectiva y el eje de este 8 de marzo, radica en apostar a construir desde abajo un paro que caliente motores en la lucha contra el ajuste de Cambiemos. Sumándonos así a la jornada de paro internacional que recorrerá el mundo, apostando a que nuestras acciones contribuyan a que el mismo sea contundente, construyendo movilizaciones y un paro de la clase, con miles de mujeres de pie en todo el país, bajo la consigna clara de: paramos contra el ajuste y por todos nuestros derechos.
Es fundamental dar cuenta que una medida que está ganando legitimidad como es el paro de mujeres, lejos de todo el oportunismo pequeño burgués que intenta imponerlo como moda, tiene en este contexto que aportar su potencialidad a la lucha contra las políticas antipopulares de los gobiernos, y en ese camino fortalecer la pelea por todas nuestras demandas. Porque las mujeres y el conjunto del pueblo venimos sintiendo con fuerza el ajuste que está descargando el macrismo, y sabemos que nuestras condiciones de vida y problemáticas se agravan a la par que el ajuste avanza.
La precarización aumenta la vulnerabilidad ante la violencia machista, que como explicitamos siempre, tiene más allá de sus terribles manifestaciones individuales, al Estado y los gobiernos como responsables políticos. Una mujer por día es víctima de feminicidio en nuestro país, ante la indolencia o mejor dicho, accionar perverso del Estado, los planes sin presupuesto y el chamuyo barato de “genero” de los y las funcionarias que, además cierran o vacían programas. Es claro que el ajuste propicia, aún más, la falta de independencia económica impidiendo desarrollar una vida con autonomía agravando la opresión.
Como tal, un 8 de marzo, pone de relieve la lucha de las mujeres trabajadoras, con empleos más precarizados, sufriendo además en muchos lados la brecha salarial, cuadro agudizado por los salarios debajo de la inflación, los despidos y suspensiones. Un 8 de marzo en paro, contra el insultante 18% de aumento que quiere imponer el gobierno, por aumento salarial, contra el empleo precario y pase a planta, sería un gran augurio en el camino por quebrar el ajuste. Y sumaría también a la lucha docente que pelea el no inicio de clase.
Sabemos que la lista de reivindicaciones es larga, porque apuntamos a entender la problemática integralmente. Con la carga de tareas de cuidado y domésticas invisibilizadas y naturalizadas; con la estigmatización y cosificación constante. Con falta de trabajo y vivienda digna, con la clandestinidad del aborto y la penalización a cuestas; con las redes de la trata impunes y bien armadas dentro del país rondando cerca, insistimos las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, tenemos para este 8 de marzo una tarea más que significativa: batallar contra los gobiernos ajustadores y contrarios a nuestros derechos.
Cada lugar de trabajo tiene sus particularidades. Sabemos que el papel de la burocracia es poner palos en la rueda y no hay que depositar confianza en llamados a paro, y si en lo que se está generando por abajo respecto a la jornada del 8 para arrancar las mejores medidas posibles. En aquellos lugares donde se pueda garantizar un paro total vamos por ello. Entendemos que la máxima es el paro general. La CGT está amagando un paro para mediados de marzo y el 8 tenemos una buena antesala para dar la pelea y presionar. Y sabiendo las complejidades de cada lugar, hay que tender a garantizar medidas de todo tipo, generando asambleas y actividades previas, peleándole al gobierno y a las burocracias traidoras todo lo que se pueda, sin encorsetar a priori la medida. En ese sentido sumar a los compañeros lejos de atrasar, potencia nuestros reclamos. Entendemos a su vez, que esa jornada de lucha debe ir acompañada por una movilización hacia Plaza de Mayo que marque a los responsables políticos, sumando movilizaciones en todo el país.
El 8 de marzo es una fecha en la que hace años salimos a las calles, recuperando su historia y su contenido político y de clase. La apuesta del PRML a construir y garantizar el paro y todas las movilizaciones callejeras posibles en cada lugar de trabajo, barrio y estudio desde esta perspectiva, viene de la mano de dotar de mayores alcances cualitativos, a la inmensa lucha en asenso protagonizada por miles de mujeres desde hace tiempo, sellada con fortaleza desde que el grito de ni una menos se expresara con contundencia en las calles.
Alertas a que en un año electoral, toda la fuerza construida no se resuma en vacías agendas de género volcadas a un parlamento que sistemáticamente se niega a tratar y hacer algo cierto por nuestros derechos, es que apostamos al paro, y que la lucha en las calles siga siendo protagonista a la hora de dar la pelea, como garantía de triunfos tal cual sucediera el año pasado.
Se va acercando la fecha. Se escucha que por el mundo las mujeres citan el “Ni una Menos” y quieren ser parte del grito, mientras que en el país retumba el eco de grandes movilizaciones. El 8 de marzo llenemos las calles levantando los puños en un abrazo que envuelva a las mujeres de todos los pueblos, con la convicción que el “ni una menos” no puede ser otra cosa que rebelión contra todo este sistema explotador y opresor y sus gobiernos.

Julia Quinteros

Publicado en: 
Jueves, Febrero 9, 2017 - 07:45

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