Centenario de la Revolución de Octubre - Las enseñanzas de la revolución

Miércoles, 20. Diciembre 2017

En nuestra última entrega del dossier “Centenario de la Revolución Rusa” elegimos reproducir un texto de José Stalin. Esta elección tiene dos motivos centrales: el primero radica en que muchos de los debates que se inician en los primeros tiempos de la revolución rusa, una vez tomado el poder, son los de la construcción del socialismo, retrasados por los años de la guerra civil contra los ejércitos blancos y los ejércitos intervencionistas de las potencias imperialistas, éstos son saldados en la teoría y la práctica por Stalin. En este plano sus contribuciones resultan fundamentales para entender los debates en torno a los dos grandes debates que se desarrollan sobre la cuestión de “la revolución permanente” de Trotsky y, otra cuestión importantísima, que es la de “la construcción del socialismo en un solo país”. Consideramos que la sistematización de las conclusiones de la Revolución Rusa y la formulación de las conclusiones políticas realizadas por Stalin deben ser consideradas en un lugar prioritario al momento de analizar, a 100 años de los sucesos de octubre, la táctica, la estrategia y la teoría del partido bolchevique ruso. En segundo lugar, a 26 años de la disolución de la URSS y luego de más de seis décadas de que el revisionismo usurpara el poder en la república de los sóviets y amontonara montañas de mentiras sobre Stalin y su aporte a la construcción del socialismo en la URSS, entendemos que reivindicar su análisis y sus conclusiones reflejadas en su obra cumbre “Los fundamentos del leninismo” acerca de la revolución que llevó al poder a los obreros, soldados y campesinos fundando la experiencia soviética, resultan de ineludibles a la hora de comprender la historia y las tareas que nos presenta la búsqueda diaria del cambio revolucionario.
Reproducimos a continuación un resumen del capítulo cuarto del libro “Fundamentos del leninismo” de José Stalin.
1) La dictadura del proletariado como instrumento de la revolución proletaria. La cuestión de la dictadura del proletariado es, ante todo, la cuestión del contenido fundamental de la revolución proletaria. La revolución proletaria, su movimiento, su amplitud, sus conquistas, sólo toman cuerpo a través de la dictadura del proletariado. La dictadura del proletariado es el instrumento de la revolución proletaria, un organismo suyo, su punto de apoyo más importante, llamado a la vida, primero, para aplastar la resistencia de los explotadores derribados y consolidar las conquistas logradas y, segundo, para llevar a término la revolución proletaria, para llevarla hasta el triunfo completo del socialismo. Vencer a la burguesía y derrocar su poder es cosa que la revolución podría hacer también sin la dictadura del proletariado. Pero aplastar la resistencia de la burguesía, sostener la victoria y seguir avanzando hasta el triunfo definitivo del socialismo, la revolución ya no puede si no crea, al llegar a una determinada fase de su desarrollo, un organismo especial, la dictadura del proletariado, que sea su principal apoyo.
"La cuestión del Poder es la fundamental en toda revolución" (Lenin). ¿Quiere esto decir que todo queda limitado a la toma del Poder, a la conquista del Poder? No. La toma del Poder no es más que el comienzo. La burguesía, derrocada en un país, sigue siendo todavía durante largo tiempo, por muchas razones, más fuerte que el proletariado que la ha derrocado. Por eso, todo consiste en mantenerse en el Poder, en consolidarlo, en hacerlo invencible. ¿Qué se precisa para alcanzar este fin? Se precisa cumplir, por lo menos, las tres tareas principales que se le planteaban a la dictadura del proletariado "al día siguiente" de la victoria:
a) vencer la resistencia de los terratenientes y capitalistas derrocados y expropiados por la revolución, aplastar todas y cada una de sus tentativas para restaurar el Poder del capital;
b) organizar la edificación de modo que todos los trabajadores se agrupen en torno al proletariado y llevar a cabo esta labor con vistas a preparar la supresión, la destrucción de las clases;
c) armar a la revolución, organizar el ejército de la revolución para luchar contra los enemigos exteriores, para luchar contra el imperialismo.
Para llevar a cabo, para cumplir estas tareas, es necesaria la dictadura del proletariado.
El paso del capitalismo al comunismo -dice Lenin- llena toda una época histórica. Mientras esta época histórica no finaliza, los explotadores siguen, inevitablemente abrigando esperanzas de restauración, esperanzas que se convierten en tentativas de restauración. Después de la primera derrota seria los explotadores derrocados, que no esperaban su derrocamiento, que no creían en él, que no aceptaban ni siquiera la idea de él, se lanzan con energía decuplicada, con pasión furiosa, con odio centuplicado, a la lucha por la restitución del "paraíso" que les ha sido arrebatado, por sus familias, que antes disfrutaban de una vida tan regalada y a quienes ahora la "canalla vil" condena a la ruina y a la miseria (o a un trabajo "vil"...). Y tras de los capitalistas explotadores se arrastra una vasta masa de pequeña burguesía, de la que decenios de experiencia histórica en todos los países nos dicen que titubea y vacila, que hoy sigue al proletariado y mañana se asusta de las dificultades de la revolución, se deja llevar del pánico ante la primera derrota o semiderrota de los obreros, se pone nerviosa, se agita, lloriquea, pasa de un campo a otro (v. t. XXIII, pág. 355).
(…)Tenéis que pasar -decía Marx a los obreros- por quince, veinte, cincuenta años de guerras civiles y batallas internacionales, no sólo para cambiar las relaciones existentes, sino también para cambiar vosotros mismos y llegar a ser capaces de ejercer la dominación política (véase: C. Marx y F. Engels, Obras, t. ViII, pág. 506).
Continuando y desarrollando la idea de Marx, Lenin escribe:
Bajo la dictadura del proletariado, habrá que reeducar a millones de campesinos y de pequeños propietarios, a centenares de miles de empleados, de funcionarios, de intelectuales burgueses, subordinándolos a todos al Estado proletario y a la dirección proletaria; habrá que vencer en ellos los hábitos burgueses y las tradiciones burguesas"; habrá también que "...reeducar... en lucha prolongada, sobre la base de la dictadura del proletariado, a los proletarios mismos, que no se desembarazan de sus prejuicios pequeñoburgueses de golpe, por un milagro, por obra y gracia del espíritu santo o por el efecto mágico de una consigna, de una resolución o un decreto, sino únicamente en una lucha de masas prolongada y difícil contra la influencia de las ideas pequeñoburguesas entre las masas (v. t XXV, págs. 248 y 247).
3) El Poder Soviético como forma estatal de la dictadura del proletariado. El triunfo de la dictadura del proletariado significa el aplastamiento de la burguesía, la destrucción de la máquina del Estado burgués, la sustitución de la democracia burguesa por la democracia proletaria. Eso está claro. Pero ¿por medio de qué organizaciones se puede llevar a cabo esta gigantesca labor? Difícilmente podrá dudarse de que las viejas formas de organización del proletariado, surgidas sobre la base del parlamentarismo burgués, son insuficientes para ello. ¿Cuáles son, pues, las nuevas formas de organización del proletariado aptas para desempeñar el papel de sepultureras de la máquina del Estado burgués, aptas, no sólo para destruir esta máquina y no sólo para sustituir la democracia burguesa por la democracia proletaria, sino para constituir la base del Poder estatal proletario?
Esta nueva forma de organización del proletariado son los Soviets.
¿En qué consiste la fuerza de los Soviets, en comparación con las viejas formas de organización?
En que los Soviets son las organizaciones de masas del proletariado más vastas, pues los soviets, y sólo ellos, encuadran a todos los obreros, sin excepción.
En que los Soviets son las únicas organizaciones de masas que engloban a todos los oprimidos y explotados, a los obreros y los campesinos, a los soldados y los marinos, y que. en consecuencia, permiten a la vanguardia de las masas, el proletariado, ejercer con la mayor sencillez y la mayor plenitud la dirección política de la lucha de las masas.
En que los Soviets son los organismos más poderosos de la lucha revolucionaria de las masas, de las acciones políticas de las masas, de la insurrección de las masas, organismos capaces de destruir la omnipotencia del capital financiero y de sus apéndices políticos.
En que los Soviets son organizaciones directas de las mismas masas, es decir, las organizaciones más democráticas y, por tanto, las que gozan de mayor prestigio entre las masas. Los Soviets facilitan al máximo la participación de las masas en la organización del nuevo Estado y en su gobernación y abren el máximo campo de acción a la energía revolucionaria, a la iniciativa y a la capacidad creadora de las masas en la lucha por la destrucción del antiguo orden de cosas, en la lucha por un orden de cosas nuevo, por un orden de cosas proletario.
El Poder Soviético es la unificación y estructuración de los Soviets locales en una organización general de Estado, en la organización estatal del proletariado como vanguardia de las masas oprimidas y explotadas y como clase dominante, su unificación en la República de los Soviets.
La esencia del Poder Soviético consiste en que las organizaciones más de masas y más revolucionarias de las clases que, precisamente, eran oprimidas por los capitalistas y terratenientes, constituyen ahora "la base permanente y única de todo el Poder estatal, de todo el aparato del Estado", en que, "precisamente a estas masas, que hasta en las repúblicas burguesas mas democráticas", aun siendo iguales en derechos según la ley, "se veían apartadas de hecho, por mil procedimientos y artimañas, de la participación en la vida política y privadas de los derechos y de las libertades democráticos, se les da ahora una participación permanente, ineludible, y además decisiva, en la dirección democrática del Estado" (v. Lenin, t. XXIV, pág. 13).
Por eso, el Poder Soviético es una nueva forma de organización estatal, que se distingue por principio de la vieja forma democrático-burguesa y parlamentaria, un nuevo tipo de Estado, no adaptado para la explotación y la opresión de las masas trabajadoras, sino para la liberación completa de estas masas de toda opresión y de toda explotación, adaptado para las tareas de la dictadura del proletariado.

R.C.

Publicado en: 
Miércoles, Diciembre 20, 2017 - 23:45

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