Camarada Pancho, ¡Hasta la Victoria Siempre! ¡Ha muerto un revolucionario, viva la Revolución!

Lunes, 18. Julio 2022
Camarada Pancho, ¡Hasta la Victoria Siempre! ¡Ha muerto un revolucionario, viva la Revolución!

“Y tenemos una ideología, esa ideología planteada por Marx y Engels en 1848, por los comunistas de 1918 y los del ‘60, curtida por el ejemplo de nuestros compañeros como Roberto Cristina, que en plena tortura en el Vesubio gritaba ‘viva la patria, viva la clase obrera, viva la revolución’. Y esa ideología, llamémosle leninismo, guevarismo, mariateguismo, es la ideología de la revolución. Es la que no hay que regalar después de tanta sangre vertida. En esa línea estamos educados y hacia allá vamos.” (Andrés ‘Pancho’ Zamponi en el acto por los 50 años de la fundación de Vanguardia Comunista, abril de 2015)

El pasado 23 de junio falleció a sus 73 años nuestro camarada Alberto Aníbal Zanuttini, más conocido como Andrés Zamponi, o simplemente “Pancho” o “Campesino”. El XIII Congreso partidario de 2016 lo había elegido secretario político, puesto que ocupó hasta el último día.

Oriundo del norte santafesino, Pancho comenzó su militancia en la Organización Marxista Leninista, agrupación formada en el peronismo revolucionario que en 1968 se fusionó con Vanguardia Comunista. Luego de sus primeros años de activismo en la Universidad del Litoral, recorrió distintos puntos del Nordeste del país construyendo el partido revolucionario. Trabajó como maestro, involucrándose en el trabajo sindical pero fundamentalmente en la organización de las Ligas Agrarias. 

El comienzo de la dictadura del ’76 lo encontró en la provincia de Misiones. En ese tiempo las fuerzas represivas preguntaron por él en la humilde pensión en la que vivía. Pero Pancho se había anticipado a aquel encuentro, y se había trasladado clandestinamente a Córdoba, en donde continuó la militancia. Fue electo delegado al III Congreso del partido realizado en 1983.

En Córdoba tuvo un rol destacado en la construcción sindical, despuntando la agrupación docente que encabezó la lista Marrón que disputó la conducción de la UEPC y que también ejerció influencia en otros gremios combativos. En los ’90 se trasladó a la provincia de Buenos Aires.

Durante la ruptura partidaria del ’95 desplegó una intensa labor en pos de la reunificación. Si bien el esfuerzo no prosperó, no por ello fue menos valioso, y sirvió para volver a acercar al partido a viejos camaradas, muchos de los cuales retomaron la militancia en nuestras filas.

Instalado en el Conurbano bonaerense, fue un incansable promotor de la organización del movimiento de desocupados y de la construcción de la CUBa. No se cansó de patear las barriadas, y en las movilizaciones siempre le dedicaba tiempo a quedarse hablando con cada compañero o compañera que se acercara a plantearle cualquier inquietud, desde una pregunta política hasta un problema cotidiano del barrio, prestando atención y respondiendo a conciencia. 

Pero principalmente, en todo ese tiempo fue un dirigente, constructor y organizador del partido, rol en el que su importancia fue creciendo con el paso de los años. Siempre preocupado porque el partido no perdiera la gimnasia del análisis político ni de la intervención rebelde, en función de templar a la militancia en el proyecto con el cual había nacido Vanguardia Comunista: luchar por la revolución.

Tenía la humildad propia de quienes son gigantes pero no les interesa, ya que lo que verdaderamente importa es el proyecto colectivo. Rara vez hablaba sobre su trayectoria personal, y nunca se puso como ejemplo de nada a la hora de intervenir en un debate. Firme cuando planteaba las ideas, fraterno a la hora de escuchar a los camaradas, siempre con la mano abierta para encarar los problemas y buscarles una solución.

Otra característica saliente era su entusiasmo, que se traducía en una militancia inagotable. Cuando alguien preguntaba “cómo anda Pancho” la respuesta natural era “hecho un pibe, como siempre”. Esa energía se le empezó a consumir con el avance de la enfermedad, con la que estuvo lidiando los últimos dos años. Lo que nunca dejó fue la pelea. Hizo grandes esfuerzos físicos para estar a la altura de su responsabilidad, cosa que logró con holgura, tan solo espaciando los compromisos o ausentándose cuando no había más remedio. Por su internación, no pudo asistir a la última reunión de la dirección nacional, cuyas discusiones tuvieron como base los documentos que él había preparado para la misma. Luego de eso, pidió expresamente que se lo fuera a visitar para comentarle cómo había salido y dar sus opiniones. Falleció 10 días después. Esto grafica su otra gran cualidad: un optimismo a prueba de todo, una confianza inquebrantable en la revolución. 

Su muerte nos pesa como una montaña por su calidad humana y política. También, porque con Pancho se nos va lo mejor de la militancia revolucionaria. Se fue un exponente de la generación del ’60 y del ’70, la de la reconstrucción del proyecto revolucionario al calor de los avances del proletariado y de los pueblos del mundo; la del Cordobazo, el Viborazo y la elaboración de una estrategia de poder para nuestro país; la que pasó por las pruebas más duras de la lucha de clases y que no picó en el anzuelo de esta democracia trucha, de los de arriba, que busca edulcorar a la militancia popular. 

Al compañero, al amigo, nos permitimos llorarlo. Pero al revolucionario no: a ese lo vamos a reemplazar. En ese camino, una nueva generación se afirma en la inmensa tempestad de la lucha de masas parándose en los hombros de los Pancho Zamponi, Manolo Malvicino, Turko Salas, Silvia “Ana” Garaglia y Pedro Kuperman, así como ellos se pararon sobre los Roberto Cristina, Elías Semán y Emilio Jáuregui. 

Las banderas rojas de Liberación, Revolución y Socialismo que hoy se inclinan, van a seguir flameando en la primera línea del combate obrero y popular hasta la victoria. Ante la magnitud de semejante tarea, nos ponemos la mochila al hombro. 

“Vos dale changuito, meta palo y a la bolsa”, nos diría Pancho. No tengas dudas, camarada, de que así va a ser.


Agustín Damaso

Lunes, Julio 18, 2022 - 21:30

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