¿No hay mal que dure 100 años? - Preguntale a Macri

Miércoles, 12. Julio 2017

Uno de los datos salientes de la economía a nivel mundial es el gran excedente financiero. De un lado los bancos revientan de plata, del otro la mayor parte de la población mundial sobrevive con menos de dos dólares por día. Hay países, como Alemania, donde una cuenta de ahorro apenas rinde el 0,01% anual, y otros, como Japón, donde los bancos lejos de pagar un pequeño interés por el depósito cobran al ahorrista el derecho de tener su plata en resguardo, es decir, tienen tasas de interés negativas y llegan a pagar interés por un préstamo en lugar de cobrarlo. En nuestro caso los elevados intereses bancarios son artificiales y se fundan en medidas adoptadas por el gobierno para evitar que la gente use su dinero para comprar dólares y éste se dispare más de lo que está.

Toda esta realidad se vincula a la caída de la economía real (la producción industrial) y a la importancia del dinero como negocio lucrativo, que sin producir nada es capaz de generar más dinero, siguiendo una espiral sin precedentes de parasitismo, siendo el contexto en el cual debemos analizar el alcance del préstamo impuesto a la Argentina por el capital financiero, a devolver en los próximos 100 años. Literalmente el negocio del siglo. 

En los prolegómenos, según el ministro de Finanzas Luis Caputo, el Estado argentino había recibido ofertas por 9.750 millones de dólares, o sea 3,5 veces la cifra finalmente acordada con los inversionistas  que cerró en 2.750 millones, revelando lo señalado anteriormente, es decir, el enorme excedente y el interés de los usureros hasta por un país de cuarta, categorizado por ellos como economía en la “frontera” del mercado.

Esto ya fue visto durante la famosa burbuja inmobiliaria de los Estados Unidos, cuando los bancos le ofrecían plata a los okupas y a las personas sin techo para acceder a su vivienda propia (que después no pudieron pagar, obviamente) y que hoy se repite con este préstamo descarado.

Así, de 2.750 millones de dólares el Estado argentino solo recibió 2.472 millones luego de cubrir comisiones y gastos de gestión. Sin embargo, el ministro Caputo se comprometió a pagar un interés del 7,125 % anual sobre los 2.750 millones, por lo que la tasa de interés real resultó del 7,93 %.

De todos modos, dado que el pago se realizará mediante dos cupones semestrales la tasa real, conocida como Tasa Efectiva Anual (TEA) a 100 años, será en el 8,08 % y no en el 7% que generosamente el gobierno redondeó a la baja cuando comunicó la novedad.

Así, a lo largo de cien años, se pagarán 19.600 millones de dólares de intereses que sumados al pago de capital totalizarán 22.350 millones de dólares. Es decir 9 veces más al monto neto recibido que por otra parte los prestamistas recuperarán en los primeros 13 años y luego, 87 años, serán de pura renta financiera.

Sin embargo, el negocio no solo está ahí. Un inversor que reinvierta todos los años a una TEA del 8,08% lo que cobró el primer año, o sea 196 millones de dólares, obtendrá 429.580 millones de dólares al cabo de los 100 años, o sea 2.192 veces el capital invertido originalmente, siendo evidente la magnitud del negocio al superar la barrera de los primeros 40 años, cuando el interés mostrará su verdadero crecimiento exponencial. Concretamente, a los 9 años ese inversor habrá duplicado su inversión llegando a los 400 millones de dólares y a los 35 años la habrá multiplicado catorce veces, obteniendo 2.750 millones de dólares.

Pero si el inversor conservara la plata y reinvirtiera lo cobrado en intereses año a año (interés compuesto) al 8,08 % anual, en el año 100 tendría una fortuna personal equivalente a un tercio del PBI actual de los Estados Unidos.

Esta magnitud ridiculiza cualquier denuncia sobre el monto de las dietas o jubilaciones de los funcionarios, aún de sus declaraciones juradas. Aunque gobiernen un solo mandato, aunque gobiernen un día, una vez cerrado el negocio (del cual son parte ya que literalmente no lo hacen por amor a la patria), ellos y sus herederos quedarán hechos para el resto del viaje.

Con todo, el valor actual neto del endeudamiento a cien años ya arrojó pérdidas millonarias para la Argentina (comisiones y diferencias de cotización al momento de la venta), deuda que nosotros y nuestros herederos deberemos afrontar salvo que triunfe una revolución que meta preso a estos delincuentes y decrete el no pago. Escenario del cual es ajeno el kirchnerismo con sobrados antecedentes de buen pagador.

Jorge Díaz

Publicado en: 
Miércoles, Julio 12, 2017 - 23:00

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